Por una logística ecommerce verde, cercana y eficiente

El ecommerce ha alcanzado tal magnitud en un espacio tan breve de tiempo que realmente ya no tiene mucho sentido tildarlo de revolución. Parafraseando a Leonardo Da Vinci, sería más apropiado decir que el comercio electrónico representa “no una época de cambios, sino un cambio de época”.

Al fin y al cabo, hablamos de un mercado que, en nuestro país, mantuvo un crecimiento de dos dígitos incluso durante los años más crudos de la crisis económica y de la pandemia. Cifras más que impresionantes, y que demuestran que el comercio electrónico cuenta con el potencial de igualar, o incluso superar, a la tienda física.

Pero he aquí el quid de la cuestión. ¿Cómo afronta el sector de la logística y el transporte esta nueva era del ecommerce?

La respuesta corta a la anterior cuestión sería que, en términos generales, los responsables de la última milla no han sabido estar a la altura del reto intrínseco al comercio electrónico… Si bien en los últimos tiempos se están realizando grandes avances para reconducir esta situación.

Tirando de hemeroteca, queda patente el daño a la imagen de nuestro sector que acarrearon las campañas de Black Friday y Navidades de las temporadas 2014, 2015 y, en especial, de 2016. Años en los que algunos operadores no fueron capaces de gestionar los picos estacionales de la demanda generados por el ecommerce, lo que causó una notoria (y comprensible) insatisfacción en el consumidor final.

En aquellos años se alzaron algunas voces que acusaron a nuestro sector de falta de adaptabilidad o de madurez... Si bien estoy convencido de que lo ocurrido se debió en realidad a una falta de pedagogía sobre los valores que fundamentan un buen servicio logístico, y entre los que me gustaría destacar la calidad, el valor añadido y la innovación tecnológica.

Por el contrario, la presión de algunos ecomerciantes y eclientes, sumado a una visión cortoplacista del mercado, llevó a que determinados operadores asumiesen como propios los principios de inmediatez y gratuidad bajo la que se rigen otros sectores como, por ejemplo, el audiovisual. Sobra decir que esto dio lugar a un modelo impersonal y desnaturalizado, incapaz de resolver los picos estacionales de la demanda o de mantener la calidad en un mercado tan cambiante y competitivo como es el del comercio electrónico.

Afortunadamente, el sector parece estar reorientándose hacia los valores que nunca deberían haber dejado de ser nuestra seña de identidad, y un claro indicio de ello lo pudimos ver en las campañas siguientes que, distando de ser perfectas, sí que abordaron con mayor soltura los picos estacionales de la demanda.

Por supuesto, no nos podemos conformar con esta pequeña (aunque relevante) mejora. La venta online seguirá creciendo tanto en demanda como en nuevas categorías y servicios que pondrán a prueba la adaptabilidad y el buen hacer de los operadores logísticos. Un escenario en el que la ya mencionada pedagogía de valores será imprescindible a fin de desterrar mitos como que la calidad y el ‘low cost’ son compatibles o que un transportista puede (y debe) mantener los 365 días del año la operativa necesaria para afrontar una jornada como la del Black Friday.

Debemos por tanto educar y educarnos en que la calidad de nuestro servicio siempre debe ser, como mínimo, la que espera el usuario final… Y que para ello los operadores logísticos tendremos que incorporar alternativas que suplan las carencias de la tradicional entrega domiciliaria. Un modelo que a día de hoy es hegemónico en nuestro país y que, ligado al aumento de la demanda del ecommerce, acarrea graves problemas circulatorios, medioambientales y de gestión de la logística inversa.

¿Y de qué alternativas estamos hablando? Más allá de tendencias tan prometedoras como puedan ser la planificación y racionalización de las rutas mediante el Big Data o el uso de drones que mejoren la operativa de mini HUB urbanos, estoy convencido de que el futuro de nuestro sector se basará en la logística verde y los puntos de recogida.

Control de emisiones, aprovechamiento de recursos, reciclaje, eficiencia energética… Sin ser ni mucho menos un concepto nuevo, el transporte eco responsable ha adquirido gran notoriedad entre unos consumidores cada vez más concienciados con la preservación del Medio Ambiente. De hecho, la logística verde ha pasado de ser el síntoma de una buena política de responsabilidad social corporativa a convertirse en una asignatura obligatoria para cualquier operador logístico que aspire a ganarse el respeto de sus clientes ecommerce (y de los clientes de estos).

Por lo que se refiere a los puntos de recogida, de momento se trata de una alternativa aún minoritaria en nuestro país, pero que cada año gana más adeptos gracias a que ha demostrado ser imbatible en términos de comodidad, adaptabilidad y bajo coste medioambiental.

Y no es para menos. Frente a las limitaciones inherentes a la entrega domiciliaria, los puntos de recogida brindan al destinatario la posibilidad de recibir su pedido donde más le convenga (cerca de casa, del trabajo, en su ruta diaria, etc.) y en el momento que prefiera (gracias a unos amplios horarios de apertura), evitando así esperas innecesarias. Paralelamente, esta alternativa anula los sobrecostes asociados a las segundas entregas y facilita sobremanera la gestión de la logística inversa, garantizando así una mejor relación calidad-precio y una mejor experiencia de compra.

Los puntos de recogida son por tanto un modelo racional, eficaz y eficiente, que descongestiona las calles de nuestras ciudades y aporta grandes beneficios a todos los agentes de la cadena logística. Un modelo que ya es tendencia en otros países de nuestro entorno y que, sin lugar a dudas, también adquirirá un gran peso en nuestro país.

En definitiva, es posible que el conjunto del sector no haya sabido estar a la altura del reto que plantea el comercio electrónico… Pero estoy convencido de que, con un firme compromiso por la calidad y con la incorporación de fórmulas de negocio sostenibles en el tiempo y medioambientalmente responsables, conseguiremos que la última milla se convierta en el embajador perfecto de todos los ecommerce que nos confían sus envíos.

Antonio Fueyo Rodríguez, director general de TIPSA

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