Urbanidad y comercio electrónico

El comercio electrónico es ya una constante en nuestras vidas. Muy pocos son lo que aún no han utilizado este canal. Los más por edad (avanzada) o barreras tecnológicas. Con todo, en la compra personal (B2C) hay un entorno y unos flujos que, globalmente, absorben la mayor parte de las operaciones: la logística urbana.

Casi paralelamente al crecimiento exponencial del canal electrónico, los gestores de las ciudades –sobre todo las más pobladas de los países occidentales- han tendido que poner manos a la obra para gestionar un espacio que es finito y cada vez menos amigable desde el punto de vista medioambiental, invadido por el tráfico rodado.

Ello ha traído –y traerá cada vez más- como consecuencia, limitaciones y barreras a ese flujo viario y con frecuencia la peatonalización de espacios total o parcialmente. El ciudadano, habitante de esas urbes, no quiere dejar de serlo y quiere la mejor calidad de vida. Zonas verdes, aire limpio y ruido limitado. Pero también, quiere optar al canal de comercio electrónico, comprar cómodamente desde su sillón y recibir el paquete en su domicilio… y, aparentemente, sin coste añadido por ello.

La ecuación se ha convertido en un enorme reto para satisfacer todas estas exigencias: medioambiente, negocio y consumo.

En realidad, parte de la solución ya estaba ahí. Se trata de dar tan solo un pasito a un lado – que no atrás- y considerar siempre como una opción la recogida del paquete en puntos de conveniencia o taquillas. Todo son ventajas: para el que mueve la mercancía no hay entregas fallidas ni domicilios vacíos; para el que la recoge, la flexibilidad es absoluta; para el tráfico y el medioambiente los flujos y las emisiones se reducen drásticamente.

En mi opinión esta debería ser la opción por defecto –salvo excepciones por volumen, dificultades personales de movilidad u otras- y parece que por fin esta alternativa se mueve y crece de manera decidida.

Solo necesitamos “reeducarnos” un poco y aceptar que todos somos copartícipes de este canal y casi me atrevería a decir que corresponsables de sus sostenibilidad. Los medios están (o casi).

Así, eso que antaño se enseñaba en las escuelas y que se denominaba “urbanidad”, tendrá una nueva y afortunada acepción.

Urbanidad y comercio electrónico

Ricardo J. Hernández

Director del Área de Logística y Coordinador General del Grupo C de Comunicación
© septiembre 2022

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