La fuerza del valor añadido

El magnate estadounidense Charles Michael Schwab afirmó en una ocasión que “una persona puede tener éxito en casi cualquier cosa para la cual tenga entusiasmo ilimitado”.

Una afirmación con la que probablemente estarán de acuerdo quienes, a base de puro tesón e ilusión, han logrado superar retos que, a priori, se antojaban imposibles. En mi caso, la frase de Schwab se cumple por triplicado, pues he tenido la gran fortuna de contar no con una, sino con tres grandes pasiones que me han acompañado durante casi toda mi vida: la familia, el trabajo y la aviación.

En el ámbito del trabajo, buena parte de mi carrera profesional ha estado vinculada al apasionante (y exigente) mundo de la logística. Un sector en constante evolución que nos obliga a seguir formándonos e informándonos, afrontando cada día como si fuese el primero. Un sector que, en definitiva, está hecho para aquellos a los que les apasiona su trabajo.

Es más, estoy convencido de que la pasión ha sido el valor diferencial y uno de los pilares del éxito de TIPSA, la compañía de transporte urgente en la que ejerzo el cargo de director general.

Me explico. El embrión de TIPSA nació hace ya más de treinta años como el sueño casi imposible de Marisa Camacho, una emprendedora que se animó a dar el salto al, por aquel entonces (y aún hoy en día), muy masculinizado sector del transporte. Marisa comenzó con una diminuta empresa de mensajería que aparentemente lo tenía todo en contra, pero que ha acabado situándose como el gran referente del transporte urgente de calidad gracias a que nadie nos supera en pasión. O, como nos gusta decir en TIPSA, a que afrontamos el futuro con la ilusión del primer día.

Pero esta ilusión posiblemente hubiese sido insuficiente de haberse limitado a la cúpula directiva. Por fortuna, TIPSA ha sido y sigue siendo un sueño compartido por miles de personas a las que les apasiona su trabajo; y que saben transmitir esta pasión a compañeros, clientes y destinatarios por igual.

Y creo que esta es una de las mejores cualidades de la pasión, la capacidad de compartirla con otros. Algo que yo mismo he podido desarrollar como profesor de cursos y másteres de logística y como instructor de vuelo; transmitiendo, con pasión, mi ilusión a las futuras generaciones.

Por último, me despedido dedicando una frase de Henry Ford a todos los emprendedores que cuentan con la virtud de la pasión: “Cuando todo parezca ir en contra tuya, recuerda que un avión despega con el viento en contra, no a favor”.

Antonio Fueyo, director de TIPSA

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